Pocos entornos son tan susceptibles de poder generar datos sobre sus usuarios como los educativos.
En el momento en que comenzamos a rascar la superficie de las
posibilidades de la inteligencia artificial generativa, eso da lugar a
muy interesantes preguntas y reflexiones sobre la maximización del
aprendizaje, la privacidad o la relación con los usuarios.
¿Cómo deben nuestras instituciones plantearse una tecnología
como la inteligencia artificial de manera que puedan sublimar su uso,
sin caer en el abuso? ¿Qué decisiones tecnológicas debemos plantearnos
en ese sentido?